PARA LOS DESVELADOS
Nunca faltarán razones y/o pretextos para desvelarnos: una fiesta, antros, ver películas, realizar cualquier actividad en la computadora, estudio, trabajo y poco tiempo para hacerlo de día, son algunos de los que comúnmente expresamos. No obstante, cada que le “robamos horas al sueño” estamos privando a nuestro organismo de mas recursos de los que imaginamos.
Casi todos conocemos a alguien que afirma “funcionar” con mayor efectividad de noche, que en ese lapso genera ideas más creativas o simplemente se siente mejor anímicamente. Y quizá es cierto, pero no se debe a una influencia de la Luna si no aun mal hábito auto impuesto, que a la larga cobrará la factura.
Para su buen desarrollo y desempeño, el ser humano necesita dormir varias horas diariamente; la cantidad del reposo requerido varía según la edad y el organismo de cada individuo. Así, sabemos que los adultos precisan un promedio de ocho horas, aunque algunos se sienten satisfechos con menos o más tiempo. Pero contrario a lo que muchos creen, las horas de sueño son intercambiables, no es lo mismo dormir de día que de noche y ello no se sólo un rito de la sociedad haya decidido implementar.
Nuestro cuerpo depende de ciclos biológicos denominados circadianos (del latín circa, alrededor y diem, día); es decir, nuestro organismo va realizando sus funciones en periodos determinados por “reloj interno”, cronometrado en un promedio de 24 horas y en función de la luz solar. Es así que durante el descanso nocturno se regula la liberación del cortisol, la función renal y la cardiaca, entre otros procesos. Por eso es normal que entre las 10 y las 11 de la noche las personas sientan al menos un poco de sueño; pero si ignoran tal señal, probablemente les llegue un “segundo aire” y la somnolencia desaparezca, regresando hasta dos horas después o incluso más, con lo cual se va creando la costumbre de acostarse y levantarse tarde.
Lo anterior es un problema, pues “cuando una persona se desvela con regularidad provoca que sus ciclos se vayan desequilibrando; y si duermes de día a lo mejor va a ajustar su reloj
Interno a un nuevo horario, lo que no es bueno o al menos no es lo adecuado porque va en contra de la corriente natural, que indica que habiendo oscuridad es momento de dormir”, explica la neuróloga Irma Ortuño, Directora de la Clínica del Sueño del Hospital Ángeles. Y es que ese tipo de “saltos” rompe el esquema del sueño, y tarde o temprano se presentaran las consecuencias.
DURMIENDO POR TU SALUD
Cada organismo es diferente, prueba de ello es de que existe mucha gente que tolera bastante bien varios desvelos sucesivos, mientras que otros se sienten muy mal con solo perderse un par de horas de sueño. A la vez, hay quienes en principio no resisten las noches sin dormir, pero con el paso del tiempo van sintiéndose mas afectados, y lo atribuyen a los “achaques de la edad”. No obstante esto no depende de los años, la realidad es que el rendimiento del cuerpo va disminuyendo conforme se acumula el “kilometraje” de trasnochadas.
Es común que alguien que no duerme lo suficiente y no esta acostumbrado a ello, al día siguiente sienta que “anda en automático”, que no pueda concentrarse bien el lo que hace, e incluso que presente un ligero temblor pues “eso nos habla de la disminución de la capacidad psicomotriz, como el habla, la estructuración de ideas, la capacidad de resolver problemas o manejar un vehículo o maquinaria; a su vez el temblorcito es una reacción del sistema nervioso autónomo, porque la alteración en la producción de algunas hormonas lo afecta y se manifiesta mediante trastornos neuromusculares”, comenta el médico internista Carlos Robles.
Es por eso que quien habitualmente duerme poco quizá note dificultad para concentrarse, así como irritabilidad o ansiedad, lo que le causará conflictos en su trato con los demás. Igualmente, no dormir suficiente provoca una disminución en los glóbulos blancos activos; no quiere decir que desaparezcan, pero si se hacen a un lado adhiriéndose a las paredes de las arterias, mermando las defensas y volviendo al sujeto más sensible a contraer infecciones.
Esto es solo el principio, pues si el mal habito persiste, el individuo es más propenso a ver afectada su capacidad sexual (por falta de energía), a padecer diabetes mellitas, complicaciones cardiacas (arritmia, infartos), o hipertensión arterial, porque “en las horas de vigilia el cuerpo libera sustancias que generan estrés, aumentan la frecuencia cardiaca y el tono de las arterias, y además causa malestares gastrointestinales, pues esta demostrado que la tensión crónica se relaciona con enfermedades como la colitis nerviosa o el colón irritable. Una persona que duerme poco o nada esta expuesta a todos estos trastornos e incluso puede sufrir ansiedad o depresión”, comenta la neuróloga Ortuño.
BUSCANDO LA OSCURIDAD
El sueño se divide en varias etapas; durante la fase delta (la de mayor profundidad) hay una actividad cerebral de muy alto voltaje, y es también donde la somatotropina y hormona del crecimiento llega a su punta más alto de producción. El buen nivel de este compuesto es necesario para mantener una masa muscular sana, huesos saludables y un correcto funcionamiento del páncreas, y alguien que duerme poco o que lo hace en el día tiene escasas posibilidades de alcanzar la etapa mencionada, y por lo tanto su organismo no tendrá la recuperación que precisa.
Por otro lado, la melatonina conocida como la hormona de la oscuridad, es la encargada de sincronizar el proceso del sueño, y se elabora cuando el cuerpo descansa de la exposición a la luz, lo cual ocurre naturalmente en la noche. Por lo tanto, una persona que realiza otras actividades en ese periodo (como leer, navegar por Internet, etcétera) interfiere con la generación de dicho compuesto, así que tiene el riesgo de caer en un círculo vicioso pues si en principio no dormía por gusto, puede encontrarse incapaz de retomar su horario de sueño por el bajo nivel de la melatonina. Conjuntamente, este producto glandular tiene un efecto antioxidante en la neuronas, lo que significa que no dormir adecuadamente contribuye a su envejecimiento y por lo tanto la perdida de la memoria.
EL LOOK DE TUS SUEÑOS
No solo el interior de quienes duermen poco sufre estragos, su exterior tambien se ve perjudicado porque el sueño es una especie de alimento para todo el organismo, incluyendo a la piel. Es en el transcurso de la noche que las células reciben mayor oxigenación, lo que permite que nuestra epidermis se recupere de las agresiones (contaminación, rayos solares, etcétera) a las que está dispuesta diariamente. Por eso, es fácil notar que alguien se desvelo, pues su rostro suele verse pálido, ojeroso, y con la líneas de expresión más marcadas.
Igualmente, la noches de vigilia y la obesidad tienen cierta relación, pues cuando no se duerme lo suficiente se altera el sistema nervioso autónomo, lo que genera como consecuencia una liberación anormal de adrenalina y de cortisol, conocidas como hormonas del estrés, las cuales afectaran la función cardiovascular y provocarán, entre otras cosas, que aumenten los niveles de glucosa en la sangres. A su vez, ese exceso de cortisol hace que la energía (como los carbohidratos que ingerimos) se almacenan en forma de grasa.
Además el riesgo de ganar kilos por dormir poco no solo está dentro de nuestro cuerpo: no es un secreto que mucha gente recurre al consumo de harinas (galletas, pasteles), dulces y bebidas azucaradas (café, refrescos, etcétera) para mantenerse despierta, y toda esa ingesta de calorías adicionales se irá reflejando poco a poco en la figura.
CAMBIO DE HABITOS
Son incontables aquellos individuos que desean permanecer despiertos durante la noche, más según los especialistas esto no se debe a un problema de salud sino a una alteración en los hábitos, y por lo tanto es corregible.
La gente que asegura tener mejor desempeño en la noche tiene un corrimiento en su reloj biológico porque se ha ido acostumbrando a ir tarde a la cama y al levantarse muy avanzado el día, recorriendo con ello su momento de mayor productividad. Sin embargo, como ya se mencionó, dormir en el día no trae idénticos beneficios pues el organismo no realiza las mismas funciones con la luz que sin ella, y esto irá acarreando falta de energía y una pobre restauración del cuerpo.
Cabe remarcar que si alguien desea dormir a horas regulares y no consigue hacerlo primero debe descartar que ello no sea el resultado de su misma rutina desajustada, pues de ser así (lo cual es muy probable) puede corregirlo por si misma mediante la creación de una higiene del sueño adecuada. Pero si las dificultades persisten es importante que acuda revisión médica, para obtener un diagnóstico y en su caso recibir la ayuda correspondiente.
La vida nocturna implica luchar con la naturaleza, por ello es importante que formemos hábitos de sueño correctos antes que resistamos los efectos. “existe un termino llamado deuda de sueño; lo que no dormiste por la noche no lo vas a recuperar, vas a sentir fatiga y muchas consecuencias negativas. Es como una persona que fuma, el daño por el lapso que ha fumado ya esta hecho, más si deja de fumar disminuye o elimina las probables secuelas. Si has tenido un patrón de desvelos posiblemente ya hay defectos en tu organismo, aunque no es seguro que trasciendan. Pero si quieres evitar problemas serios lo aconsejable es recuperar tus horarios normales de sueño”, concluye en Doctor Robles desvelarse ocasionalmente es inevitable, no obstante es primordial no dejar que se convierta en parte de su rutina, o solo se arriesgará a que su energía y sus defensas sean las que tomen una siesta. Organice bien sus actividades y no olvide reservar en su agenda el espacio para dormir lo necesario, durante la noche.
Fuentes: Neuróloga Irma Ortuño, Directora de la Clínica del Sueño del Hospital Ángeles; Médico Internista Carlos Robles.
Nunca faltarán razones y/o pretextos para desvelarnos: una fiesta, antros, ver películas, realizar cualquier actividad en la computadora, estudio, trabajo y poco tiempo para hacerlo de día, son algunos de los que comúnmente expresamos. No obstante, cada que le “robamos horas al sueño” estamos privando a nuestro organismo de mas recursos de los que imaginamos.
Casi todos conocemos a alguien que afirma “funcionar” con mayor efectividad de noche, que en ese lapso genera ideas más creativas o simplemente se siente mejor anímicamente. Y quizá es cierto, pero no se debe a una influencia de la Luna si no aun mal hábito auto impuesto, que a la larga cobrará la factura.
Para su buen desarrollo y desempeño, el ser humano necesita dormir varias horas diariamente; la cantidad del reposo requerido varía según la edad y el organismo de cada individuo. Así, sabemos que los adultos precisan un promedio de ocho horas, aunque algunos se sienten satisfechos con menos o más tiempo. Pero contrario a lo que muchos creen, las horas de sueño son intercambiables, no es lo mismo dormir de día que de noche y ello no se sólo un rito de la sociedad haya decidido implementar.
Nuestro cuerpo depende de ciclos biológicos denominados circadianos (del latín circa, alrededor y diem, día); es decir, nuestro organismo va realizando sus funciones en periodos determinados por “reloj interno”, cronometrado en un promedio de 24 horas y en función de la luz solar. Es así que durante el descanso nocturno se regula la liberación del cortisol, la función renal y la cardiaca, entre otros procesos. Por eso es normal que entre las 10 y las 11 de la noche las personas sientan al menos un poco de sueño; pero si ignoran tal señal, probablemente les llegue un “segundo aire” y la somnolencia desaparezca, regresando hasta dos horas después o incluso más, con lo cual se va creando la costumbre de acostarse y levantarse tarde.
Lo anterior es un problema, pues “cuando una persona se desvela con regularidad provoca que sus ciclos se vayan desequilibrando; y si duermes de día a lo mejor va a ajustar su reloj
Interno a un nuevo horario, lo que no es bueno o al menos no es lo adecuado porque va en contra de la corriente natural, que indica que habiendo oscuridad es momento de dormir”, explica la neuróloga Irma Ortuño, Directora de la Clínica del Sueño del Hospital Ángeles. Y es que ese tipo de “saltos” rompe el esquema del sueño, y tarde o temprano se presentaran las consecuencias.
DURMIENDO POR TU SALUD
Cada organismo es diferente, prueba de ello es de que existe mucha gente que tolera bastante bien varios desvelos sucesivos, mientras que otros se sienten muy mal con solo perderse un par de horas de sueño. A la vez, hay quienes en principio no resisten las noches sin dormir, pero con el paso del tiempo van sintiéndose mas afectados, y lo atribuyen a los “achaques de la edad”. No obstante esto no depende de los años, la realidad es que el rendimiento del cuerpo va disminuyendo conforme se acumula el “kilometraje” de trasnochadas.
Es común que alguien que no duerme lo suficiente y no esta acostumbrado a ello, al día siguiente sienta que “anda en automático”, que no pueda concentrarse bien el lo que hace, e incluso que presente un ligero temblor pues “eso nos habla de la disminución de la capacidad psicomotriz, como el habla, la estructuración de ideas, la capacidad de resolver problemas o manejar un vehículo o maquinaria; a su vez el temblorcito es una reacción del sistema nervioso autónomo, porque la alteración en la producción de algunas hormonas lo afecta y se manifiesta mediante trastornos neuromusculares”, comenta el médico internista Carlos Robles.
Es por eso que quien habitualmente duerme poco quizá note dificultad para concentrarse, así como irritabilidad o ansiedad, lo que le causará conflictos en su trato con los demás. Igualmente, no dormir suficiente provoca una disminución en los glóbulos blancos activos; no quiere decir que desaparezcan, pero si se hacen a un lado adhiriéndose a las paredes de las arterias, mermando las defensas y volviendo al sujeto más sensible a contraer infecciones.
Esto es solo el principio, pues si el mal habito persiste, el individuo es más propenso a ver afectada su capacidad sexual (por falta de energía), a padecer diabetes mellitas, complicaciones cardiacas (arritmia, infartos), o hipertensión arterial, porque “en las horas de vigilia el cuerpo libera sustancias que generan estrés, aumentan la frecuencia cardiaca y el tono de las arterias, y además causa malestares gastrointestinales, pues esta demostrado que la tensión crónica se relaciona con enfermedades como la colitis nerviosa o el colón irritable. Una persona que duerme poco o nada esta expuesta a todos estos trastornos e incluso puede sufrir ansiedad o depresión”, comenta la neuróloga Ortuño.
BUSCANDO LA OSCURIDAD
El sueño se divide en varias etapas; durante la fase delta (la de mayor profundidad) hay una actividad cerebral de muy alto voltaje, y es también donde la somatotropina y hormona del crecimiento llega a su punta más alto de producción. El buen nivel de este compuesto es necesario para mantener una masa muscular sana, huesos saludables y un correcto funcionamiento del páncreas, y alguien que duerme poco o que lo hace en el día tiene escasas posibilidades de alcanzar la etapa mencionada, y por lo tanto su organismo no tendrá la recuperación que precisa.
Por otro lado, la melatonina conocida como la hormona de la oscuridad, es la encargada de sincronizar el proceso del sueño, y se elabora cuando el cuerpo descansa de la exposición a la luz, lo cual ocurre naturalmente en la noche. Por lo tanto, una persona que realiza otras actividades en ese periodo (como leer, navegar por Internet, etcétera) interfiere con la generación de dicho compuesto, así que tiene el riesgo de caer en un círculo vicioso pues si en principio no dormía por gusto, puede encontrarse incapaz de retomar su horario de sueño por el bajo nivel de la melatonina. Conjuntamente, este producto glandular tiene un efecto antioxidante en la neuronas, lo que significa que no dormir adecuadamente contribuye a su envejecimiento y por lo tanto la perdida de la memoria.
EL LOOK DE TUS SUEÑOS
No solo el interior de quienes duermen poco sufre estragos, su exterior tambien se ve perjudicado porque el sueño es una especie de alimento para todo el organismo, incluyendo a la piel. Es en el transcurso de la noche que las células reciben mayor oxigenación, lo que permite que nuestra epidermis se recupere de las agresiones (contaminación, rayos solares, etcétera) a las que está dispuesta diariamente. Por eso, es fácil notar que alguien se desvelo, pues su rostro suele verse pálido, ojeroso, y con la líneas de expresión más marcadas.
Igualmente, la noches de vigilia y la obesidad tienen cierta relación, pues cuando no se duerme lo suficiente se altera el sistema nervioso autónomo, lo que genera como consecuencia una liberación anormal de adrenalina y de cortisol, conocidas como hormonas del estrés, las cuales afectaran la función cardiovascular y provocarán, entre otras cosas, que aumenten los niveles de glucosa en la sangres. A su vez, ese exceso de cortisol hace que la energía (como los carbohidratos que ingerimos) se almacenan en forma de grasa.
Además el riesgo de ganar kilos por dormir poco no solo está dentro de nuestro cuerpo: no es un secreto que mucha gente recurre al consumo de harinas (galletas, pasteles), dulces y bebidas azucaradas (café, refrescos, etcétera) para mantenerse despierta, y toda esa ingesta de calorías adicionales se irá reflejando poco a poco en la figura.
CAMBIO DE HABITOS
Son incontables aquellos individuos que desean permanecer despiertos durante la noche, más según los especialistas esto no se debe a un problema de salud sino a una alteración en los hábitos, y por lo tanto es corregible.
La gente que asegura tener mejor desempeño en la noche tiene un corrimiento en su reloj biológico porque se ha ido acostumbrando a ir tarde a la cama y al levantarse muy avanzado el día, recorriendo con ello su momento de mayor productividad. Sin embargo, como ya se mencionó, dormir en el día no trae idénticos beneficios pues el organismo no realiza las mismas funciones con la luz que sin ella, y esto irá acarreando falta de energía y una pobre restauración del cuerpo.
Cabe remarcar que si alguien desea dormir a horas regulares y no consigue hacerlo primero debe descartar que ello no sea el resultado de su misma rutina desajustada, pues de ser así (lo cual es muy probable) puede corregirlo por si misma mediante la creación de una higiene del sueño adecuada. Pero si las dificultades persisten es importante que acuda revisión médica, para obtener un diagnóstico y en su caso recibir la ayuda correspondiente.
La vida nocturna implica luchar con la naturaleza, por ello es importante que formemos hábitos de sueño correctos antes que resistamos los efectos. “existe un termino llamado deuda de sueño; lo que no dormiste por la noche no lo vas a recuperar, vas a sentir fatiga y muchas consecuencias negativas. Es como una persona que fuma, el daño por el lapso que ha fumado ya esta hecho, más si deja de fumar disminuye o elimina las probables secuelas. Si has tenido un patrón de desvelos posiblemente ya hay defectos en tu organismo, aunque no es seguro que trasciendan. Pero si quieres evitar problemas serios lo aconsejable es recuperar tus horarios normales de sueño”, concluye en Doctor Robles desvelarse ocasionalmente es inevitable, no obstante es primordial no dejar que se convierta en parte de su rutina, o solo se arriesgará a que su energía y sus defensas sean las que tomen una siesta. Organice bien sus actividades y no olvide reservar en su agenda el espacio para dormir lo necesario, durante la noche.
Fuentes: Neuróloga Irma Ortuño, Directora de la Clínica del Sueño del Hospital Ángeles; Médico Internista Carlos Robles.
- Raymundo Carrasco Arreola
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